El porqué de Cuatro Semanas (parte I)

Parece que ha llegado el momento de inaugurar este espacio complementario que a muchos será de los que más os llamen la atención en el corto plazo: lo que se esconde detrás de este humilde pero ambicioso proyecto llamado Cuatro Semanas.

Más adelante trataré de explicaros el porqué de esos dos calificativos, porque creo que pueden ayudar a entender mejor el espíritu de CS, y en algún caso, a justificar (si es que requiere una justificación) decisiones narrativas y de contenido.

Pero hay que empezar por el principio, y eso significa explicar cómo surgió, y sobre todo por qué surgió Cuatro Semanas. Sobre el cómo surgió, lo mejor es que leáis la entrada que está redactando a mi vera Pablo, porque para ser fieles a la verdad, la idea, el proyecto, surgieron en su cabeza, y se materializan en gran medida, por su voluntad de hacerlo realidad. Por lo tanto, voy a dejar que quien mejor lo sabe, os lo cuente. Yo por mi parte, os voy a contar cómo surgió todo para mi.

Sobre nuestra relación, todo lo que necesitáis saber (los que no lo sepáis), es que Pablo y yo somos amigos desde que nos conociéramos en el primer curso de Comunicación Audiovisual en la Complu, allá por 2005. Siempre ha habido proyectos locos entre amigos, con mayor o menor éxito, pero es desde hace poco, impulsados por las ganas de hacer algo serio (llámalo “profesional”), explotar nuestras inquietudes, y posiblemente también por nuestra maltrecha situación de becarios-precarios, o directamente desempleados (que no parados), que decidimos empezar a trabajar duro en algunos proyectos. Algunos no acabaron de cuajar, otros siguen en el limbo hasta que echemos toda la carne en el asador…Bien, fue en este contexto que Pablo me contó (a mí, y a un par de amigos más que por unas razones o por otras no han podido participar) que llevaba ya unos meses pensando en hacer un proyecto documental en Ecuador. Ya había estado varias veces antes (su padre es ecuatoriano), y se había enamorado del país. Y a sus ojos, había mucho que conocer, muchas historias que contar.

La verdad, nunca me lo tomé muy en serio. A esas alturas, yo pensaba que en un par de meses habría conseguido un trabajo que me permitiera echar a rodar, aprender, y salir adelante hasta ascender el siguiente escalón. Qué ingenuo que era…Tras algunos cantos de sirena, procesos de selección infinitos,  cursos de capacitación pagados por todos ustedes, y una buena bofetada con un trabajo que verdaderamente me gustaba, y que acabó por no salir “debido a la coyuntura actual”, un par de meses entrado el año, empezaba a tener claro que la opción de emigrar se ponía en cabeza entre las más atractivas. Como muchos de mis amigos, iba a tener que ir a buscarme las habichuelas a otro país, porque aquí las posibilidades eran pocas, y bastante poco atractivas, sinceramente. Y con esta idea, aparte de contactar con gente que me pudiera encaminar allende los Pirineos (sigo en ello, se agradecen consejos y referencias, ejem); había trazado un maravilloso plan para ahorrar dinero y poder sobrevivir los primeros meses hasta tener cierta estabilidad, sobre todo, monetaria. Y ese plan incluía pasar 3 meses al norte del norte, en el extremo septentrional de Noruega, trabajando en un hotel al que acuden los turistas a ver ballenas y foquitas durante unos pocos días de verano; ahorrando en coronas noruegas.Y no irme a Ecuador a vivir una aventura incierta.

Álvaro Alonso-Peraita

(FIN DE PARTE I)

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